Tres
personas distintas…
y un solo amor verdadero
Inesita autora de mis días reconocida como la mamá de los poetas
Estuvimos
ausentes varios meses por encontrarnos prestando servicios profesionales en la
Secretaría de Salud de Bogotá. El proceso de adaptación al clima bogotano, a su
frenética dinámica y a la monstruosidad de sus instituciones, ha sido toda una
escuela que nos permite visionar desde lo complejo para en cualquier momento
que la amada provincia nos requiera, estar dispuestos con mejores experiencias
y conocimientos.
En
ese lapso han ocurrido tantas cosas que pudieron pasar por esta columna con
nuestra propia manera de verlas, pero la pausa era necesaria en el proceso
antes comentado, cosas como la sabia profecía
Maya que lejos del terror de los apocalípticos, a partir del 22 de
Diciembre de 2012 nos dejó la misión del renacer de la humanidad en el amor, la
paz y la hermandad por encima de los intereses del capital; la muerte del
presidente Hugo Chávez que aunque la ceguera radical no quiera verlo, hizo
transito glorioso hacia la eternidad por virtud de su obra terrenal, el
advenimiento del primer papa Latinoamericano como hace varios años lo pedimos
en un ensayo intitulado “El papa que queremos”, la canonización de Laura, la primera
santa colombiana, la mesa de paz que debemos respaldar desde nuestro diario
abrazo y la voz de “la paz sea contigo Colombia” y otros buenos o malos sucesos
más.
No
obstante aquí estamos y que mejor regreso para rendir homenaje a quienes siguen
gestando y pariendo esperanzas… las Madres. Ellas son tres personas distintas y
un solo amor verdadero.
La madre patria, tan esquilmada por los mal
llamados sus padres que luego de decenas de años de privilegios, terminan con
jugosas pensiones superiores a los 25 millones de pesos, mientras millones de
los hijos de la madre patria mueren de hambre, miseria, exclusión… millones,
mientras los privilegiados son solo unos cuantos: Expresidentes o sus viudas,
excongresistas, exmagistrados y exaltos funcionarios del estado.
Desde
Bogotá hoy por fin con un tímido sol asomando su adhesión amorosa a la
efemérides, va mi abrazo a todas las madre Comuneras, Colombianas y
Latinoamericanas, mi saludo y compromiso a mi madre patria Latinoamericana y mi
irrenunciable amor y defensa de mi madre Tierra.
Madre Tierra... sigue gestando y pariendo esperanza
Por
supuesto y en lugar muy especial mi amoroso abrazo a Inesita mi madre, quien me
dio su sangre y ejemplo de persona, trabajadora y ciudadana y que por fortuna
aún me alegra con su existencia.
HERNANDO ARDILA GONZÁLE
Director Revista Cultural
Bogotá DC - Colombia
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